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El caso del pobre

»Si a alguien no le alcanza para comprar ganado menor, entonces le llevará al Señor, como sacrificio por la culpa del pecado cometido, dos tórtolas o dos pichones de paloma, una de las aves como sacrificio por el pecado y la otra como holocausto. Se las llevará al sacerdote, quien primero ofrecerá el ave para el sacrificio expiatorio. Para esto, le retorcerá el cuello, pero sin desprenderle del todo la cabeza. Luego rociará un poco de la sangre del sacrificio expiatorio sobre un lado del altar, y al pie del altar exprimirá el resto de la sangre. Es un sacrificio expiatorio.

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